¿Estás aquí? Ese misterioso momento entre el “antes” y el “luego”

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time to change via ElTalento por María Jiménez

Imagen cortesía de nonickamephoto / FreeDigitalPhotos.net

Hace tiempo leí en alguna parte una frase que, de simple que es, asusta:

La depresión es el exceso de pasado. La ansiedad, el exceso de futuro.

Si bien es cierto que las etiquetas diagnósticasansiedad” y “depresión” hacen referencia a patologías complejas, con síntomas variados y ampliamente estudiados, y que existen tratamientos diversos, algunos empíricamente validados, voy a pediros que nos alejemos de lo científico y nos centremos en lo intuitivo: Me gustaría que dedicásemos unos minutos a reflexionar sobre esa afirmación desde nuestra propia experiencia.

¿Qué provoca en ti esa frase?

 ¿Cuál es tu opinión?

¿Qué argumentos tienes?

¿Cómo te sientes en este momento?

¿Qué pensamientos aparecen en tu cabeza?

¿Qué te preocupa?

¿Dónde te has ido? Porque es posible que ya no estés aquí

Tal vez te hayas ido al futuro: a lo que tendrías que estar haciendo en lugar de leer este post, lo que harás cuando termines. Seguramente pienses en la cantidad de asuntos que tienes que resolver antes de que acabe la jornada, en lo que deberías hacer dentro de un rato, en lo que toca después, en lo que te espera cuando llegues a casa, en lo que vas a cenar, en lo que tienes que hacer mañana o en los planes del fin de semana… ¡o quizá tu mente haya aterrizado en tus tan esperadas vacaciones!

Es posible que hayas viajado al pasado: lo que hiciste esta mañana, ese incidente que tuvo lugar hace unos días y te puso de tan mal humor, aquel caso que te contaron, la discusión que tuviste, lo que tendrías que haber hecho, aquello que ocurrió y no logras entender, aquel error que cometiste

Si tus sistemas de memoria no están dañados, ¡enhorabuena!. Para ti resultará inevitable recordar el pasado y anticipar el futuro. Y eso es sano.

No obstante, permanecer anclado en alguno de esos momentos alejados del presente, causa un gran sufrimiento. Sea la vergüenza la culpa, la rabia, la tristeza, la impotencia por algo que sucedió y no podemos cambiar, sea la anticipación, el nerviosismo, la inquietud por lo que vendrá, la prisa por lo que tengo que hacer, todas esas emociones que no se corresponden con el momento en el que estamos, con el aquí y ahora, nos sobrecargan y nos causan malestar. Y, como decía Siddharta Gautama, que de ésto sabía bastante,

El dolor es obligatorio, el sufrimiento es opcional

Además, la mayoría de los humanos tenemos esa fea (pero no casual) peculiaridad: nos centramos en lo malo. Estamos acostumbrados a sufrir. Hemos recibido una educación en la que se nos sensibiliza en el error, en el defecto, en lo digno de corrección, cuando no de crítica, en lugar de enfocarnos hacia lo positivo, valorar lo que cada uno hace bien y plantear aspectos que se pueden mejorar, construyendo personas seguras y con confianza en sí mismas y en su potencial.

Cuando creces en la inquietud y la preocupación, la previsión de lo que puede perturbarte y la intranquilidad son tu pan de cada día.

Es posible que sea éste el motivo por el que muchos de nosotros anticipamos sin apenas darnos cuenta: estamos en el presente con un pie en lo que viene a continuación. O cargamos con ciertos hechos del pasado, evocándolos con detalle, analizándolos y reviviendo las emociones que nos causaron una y otra vez.

El antes y el luego contaminan nuestro ahora. Condicionan y limitan el presente de muchas personas que, secuestradas por su emoción, no ven el momento actual con perspectiva.

La Psicología (literalmente “estudio o tratado del alma”, ciencia del comportamiento y los procesos mentales), nos ha demostrado que, por suerte o por desgracia, todo lo que se aprende se puede desaprender. Igual que durante años nos hemos entrenado en pasarlo mal, fustigándonos por el pasado y angustiándonos por el futuro, podemos entrenarnos en ser más realistas y objetivos. La observación es, una vez más, la mejor forma de aprender o reaprender.

Existen numerosas herramientas que nos facilitan esa “reconexión“, ese regreso al “aquí y ahora“. Algunas de ellas han sido ya introducidas en posts anteriores (te invito a que entres en contacto con el Mindfulness de la mano de Cris o aprendas a mejorar tu atención con los consejos de Alejandra). La observación es un factor común a todas ellas.

Para y obsérvate: tu cuerpo, tu postura, las zonas donde hay más tensión… Tus pensamientos, esas ideas que surgen sin más, como empujadas por un resorte, que aparecen en tu mente de manera automática… Toma conciencia de las palabras que eliges para narrar lo que sucede, observa los tiempos verbales que empleas en tu discurso interior. ¿Está cargado de obligaciones y futuros (tengo que, debo hacer)? ¿o de reproches y lamentos del pasado (tenía que haber, ojalá hubiera, debí, cómo no hice…)? Percibe cómo tus emociones varían en función de ese discurso y trata de reconducirlo e invadirlo de presentes e intención (estoy, quiero, siento…)

Trata de conectar esas tres facetas de ti: cuerpo, cognición y emoción.

Ahora es el tiempo que te pertenece. Aquí es tu lugar ahora.

Que tengas un buen ahora, y no olvides que…

El futuro bien entendido está en el presente bien vivido

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=Na5n0bD4T9k&w=560&h=315]

María Jimenez

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5 comentarios en “¿Estás aquí? Ese misterioso momento entre el “antes” y el “luego”

  1. Me ha gustado mucho tu post. Es seguro que tras la educación que hemos recibido debemos estar conscientes y con conciencia para estar en presente. Muchas veces parece que en vez de vivir estamos en una carrera de fondo por llegar a no se que sitio que muchas de las veces se diluye cuando crees que estas llegando para enfocarte en otro nuevo lugar, puerto futuro.
    Me encanta la versión de Puerto Presente que has elegido con dos…. de los que más me gustan, Macaco y Fito.

  2. Gracias por tu comentario, Cris. Precisamente porque la educación ha tenido mucho que ver en esta forma nuestra de tomarnos la vida, somos responsables del cambio, de tomar conciencia de la inutilidad de esa actitud y de replanteárnosla para poder educar a los que vienen en ese “ser conscientes y con conciencia” del que tú hablas.
    Disfruta de la canción, es una pequeña obra de arte. 😉

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