Mucho has tenido que esconderte del mundo si a estas alturas aún no te has enterado de la fiebre mundial de Pokémon Go. En unos pocos días, esta aplicación gratuita ha superado a Tinder en número de usuarios activos, es más utilizada incluso que Facebook y le pisa los talones al gigante Twitter.
¿Y por qué hablamos aquí de este asunto? Aunque, desde luego, no soy una experta en nuevas tecnologías, sí siento una incontenible curiosidad por todo aquello que mueve a la gente, sea real o virtual, y no podía pasar por alto este videojuego de aventuras que, veinte años después de su lanzamiento, vuelve a estar de moda, llegando incluso a ocupar portadas y minutos en los programas de noticias.
Este asunto de capturar, entrenar e intercambiar criaturas Pokémon comenzó allá por 1996, y el éxito de la saga de videojuegos fue tal que dio lugar a una serie de anime, emitida durante años en televisión, varias películas, juegos de cartas coleccionables, peluches, líneas de ropa y complementos y demás merchandising. Y esta temporada está de nuevo de candente actualidad. En esta última versión, la realidad aumentada nos permite, haciendo uso de la cámara y el dispositivo GPS de nuestro móvil, localizar, capturar y entrenar a estos simpáticos seres por la calle, mientras paseamos por la ciudad.
En estos primeros días, han surgido opiniones de todo tipo: hay quien afirma sin pudor que se trata de una pérdida de tiempo, un obstáculo más en la comunicación con quienes nos rodean o incluso una creación diabólica, una herramienta de espionaje de la CIA y una amenaza para la salud mental, tal como ha expresado el exjefe de salud de Rusia con rotundidad: «Me parece que cuando la realidad virtual se superpone sobre el ambiente inmediato de una persona -que incluye no sólo los lugares sagrados y conmemorativos, sino también la casa, la familia, el patio, las zonas infantiles – hay un elevado riesgo de que la realidad quede desdibujada, lo cual puede perjudicar el estado mental de una persona muy gravemente».
Otros, defienden el uso del videojuego con pasión. Y algunos imprudentes, incluso ponen su vida en peligro por capturar uno de esos bichitos. Quizá tú también te hayas quedado boquiabiertx al enterarte de los graves accidentes que algunas personas han sufrido mientras jugaban, de cómo algunos jugadores han invadido propiedades privadas o incluso un cuartel de la Guardia Civil en busca de Pokémon. Y es que entre el uso y el abuso hay una fina linea que puede ser muy fácil de cruzar…
¿Cuál es nuestra opinión al respecto? Una vez más, consideramos que la clave está en el tipo de uso, el sentido común y la funcionalidad. Puede suponer una herramienta útil a la hora de enfrendar síntomas ansiosos, depresivos o dificultades de relación, e incluso funcionar como punto de encuentro intergeneracional. Os lo contaremos en el próximo post.
Por ahora, os dejamos las recomendaciones de la Policía Nacional para hacer un buen uso del juego y os invitamos a que compartáis con nosotros vuestras experiencias y opiniones.
[…] nuestro último post os poníamos al corriente de algo que, en estas últimas semanas, es tema de conversación en […]
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