Hace unas pocas semanas encontré unos cuentos en una tienda de decoración próxima al Paseo de Begoña. Inmediatamente captaron mi atención, por lo sorprendente de su ubicación y por las simpáticas ilustraciones de la portada. Quienes me leéis habitualmente, sabéis que el mundo de las emociones, los libros y las ilustraciones bonitas son algunos de mis puntos débiles…
Cuál fue mi sorpresa cuando, al acercarme a husmear, me encuentro con unos cuantos ejemplares variados de la colección de Violeta Monreal titulada «Sentimientos y valores», para ser más concretos, Celos, Nerviosismo, Timidez, Sinceridad, Felicidad, y Libertad. La autora ha elegido, con mucho tino, emociones y valores con cada una de las letras del abecedario (Sí, incluidas la K, la Y y la W), y a través de sus entrañables historias, con esos curiosos personajes que son «los filins», ayuda a los niños a reconocer su sentir, a darle un nombre, a identificar cómo su cuerpo lo manifiesta y a relacionarlo con distintas situaciones de la vida cotidiana.
Algunas de las familias que vienen a verme a consulta me habían hablado de esta autora, que ha visitado algunos Colegios Públicos de la zona, dejando a los niños embelesados con sus relatos. No podía perder la ocasión, así que me dirigí a la caja con los tres primeros debajo del brazo. El precio era más que asequible, y además cada ejemplar venía con un CD con actividades. Desde luego, no perdía nada por llevármelos y echarles un vistazo más detenidamente. No, no perdía nada, más bien todo lo contrario: he ganado unas cuantas buenas historias, una manera dulce y cercana de presentarles a los niños emociones tan difíciles de gestionar para ellos como los celos o el nerviosismo, y Violeta ha ganado una fan.
Estaba acercándome a la caja, como decía, cuando decidí sin pensarlo mucho dar media vuelta sobre mis tacones y volver al estante a por los otros tres. Mientras lo hacía, recordaba el mito de Pandora, cuya curiosidad la llevó a incumplir su promesa y abrir el ánfora que Zeus le regaló, liberando todos los males del mundo y dejando dentro, atrapada, la esperanza. Recordaba también mi propia insistencia, como terapeuta sistémica familiar, en la utilización de los recursos y el aprovechamiento de los puntos fuertes de las personas que vienen a verme. Por eso, la Libertad, la Sinceridad y la Felicidad también se vinieron conmigo.
Si tenéis curiosidad, en su página web podéis encontrar los proyectos en los que ha colaborado. A mi me ha ganado con los poemas-moraleja del final de cada relato.
Gracias, Violeta.
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