Un propósito distinto…

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La mayoría de nosotros finalizamos el año haciendo un balance y proponiéndonos mejorar en algunos aspectos. Algo típico sobre lo que se escriben cientos de artículos en estas fechas es, precisamente, la cuestión de los propósitos de año nuevo. Yo también lo he hecho, lo confieso. Dos veces (“De propósitos y despropósitos” y “Al carajo los propósitos de Año Nuevo”).

Los grandes clásicos, los trending topics de las listas de propósitos son asistir al gimnasio, que por lo visto con pagar la cuota no es suficiente, aprender idiomas, perder peso… Sin embargo, y como comentábamos en un artículo anterior, en unas pocas semanas perdemos fuelle y esas buenas intenciones quedan en eso, intenciones. Pasar a la acción y, sobre todo, perseverar y mantener la motivación, es otro asunto.

La Doctora en Psicología Harriet Lerner tiene una propuesta diferente para este año que aún huele a nuevo. Y, de verdad, si eres capaz de llevarlo a cabo y convertirlo en una rutina, de incorporarlo en tu forma de funcionar por el mundo, esto va a cambiarte la vida.

Ser amable. Algo tan sencillo como eso. Y tan complicado a la vez. ¿Qué pasaría si colocáramos la amabilidad al principio de nuestra lista de prioridades?

Si nos paramos a reflexionar sobre ello, descubriremos que resulta fácil ser amables con personas que apenas conocemos. Esas interacciones sencillas y cotidianas, en tiendas, medios de transporte… suelen ser amables. Nos han enseñado a ser educados. A dar los buenos días, las gracias, a sostener la puerta y a sonreír por cortesía. Sin embargo, dedícale un minuto a pensar en los intercambios con tus personas más cercanas.

¿Tan rápido lo has pensado? Venga, un instante más.

Ahora sí.

Quizá hayas descubierto que no tratas con tanto cuidado a las personas más próximas a ti. La Dra. Lerner explica que nuestros seres queridos son aquellas personas con quienes compartimos más emociones. No todo son vino y rosas, por supuesto. Y “evocan nuestra ira, frustración, desilusión o toda la gama de emociones dolorosas que nos hacen humanos”.  El mundo emocional es amplio, con regiones oscuras donde residen amenazantes dragones que, precisamente aquellos a quienes mas queremos, tienen más habilidad para despertar. Por esto, y porque compartimos tiempo con estas personas, capaces de generarnos una gran irritación, es importante que aprendamos a gestionar estas emociones y responder con amabilidad.

¡Ojo! El planteamiento no es que nos mordamos la lengua y traguemos con todo, consintiendo situaciones que nos generan malestar y dejando de lado nuestras necesidades. No, no se trata de eso. Si nos imaginamos cómo va a continuar la escena en la que participamos, y cómo continuará en función de la respuesta que demos, veremos que una respuesta amable será más facilitadora que un resoplido o una contestación agria. Cualquier cosa que digamos, puede ser dicha con amabilidad. Incluso una crítica.

En palabras de esta psicóloga, el amor es lo único imprescindible para seguir unidos. Ciertamente, el amor es clave, pero en ciertas situaciones puede no ser suficiente, y a diferencia del amor, la amabilidad es algo que se puede ejercer. Podemos elegir ser amables en las pequeñas acciones. También se puede ser amable cuando se tiene el corazón roto. Y cuando lo haces, resulta sorprendente: la vida, y el dolor que conlleva, se hace más llevadera.

¿Te apuntas a esta propuesta? ¿Practicamos la amabilidad este 2018?

4 comentarios en “Un propósito distinto…

  1. Toda la razón… debo admitir que soy culpable de descuidar aquellas relaciones que ya están establecidas o más seguras (como la familia). Vale totalmente la pena cuestionarse cómo estoy tratando al otro, y, obvio, mejorar.
    Gracias por el recordatorio, definitivamente pasa a ser una prioridad este año!

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