¿Código genético o código postal? Recursos disponibles y esperanza de vida

Es bien sabido que nuestro entorno afecta a como nos sentimos y, por tanto, a nuestra salud, tanto física como mental. Al parecer, nuestro código postal influye más que nuestro código genético.

Epidemiólogos y sanitarios advierten que las desigualdades sociales afectan negativamente a nuestra salud. De acuerdo con los datos que manejan, los altos niveles de paro, un bajo nivel educativo y una menor renta, variables que se han incrementado con la crisis, acortan la esperanza de vida, aumentando la tasa de mortalidad. Los datos son, cuanto menos, llamativos: dentro de la misma ciudad, la esperanza de vida puede reducirse hasta en una década.

estación tren

Os dejo algunas cifras: En una de las principales ciudades del País Vasco, Bilbao, hay una diferencia de ocho años de vida en varones y cuatro en mujeres entre Algorta y el casco viejo, dos puntos unidos por menos de media hora de trayecto en Metro. «Las regiones más pobres mantienen las mismas condiciones de vida y salud que hace 30 años», según la socióloga Amaia Bacigalupe.

estadísticas

No se trata de una situación exclusiva de la zona norte. En Sevilla, por ejemplo, también hay una diferencia significativa en la tasa de mortalidad en adultos entre 44-65 años con sólo recorrer unas pocas paradas de Metro: En Lora del Río es de 21 en mujeres y 66 en hombres, y pocos kilómetros al sur, en Brenes, la tasa de mortalidad aumenta varios puntos para todos, siendo de 28.4 en mujeres y 83.5 en varones.

En las consultas de médicos y psicólogos presenciamos día a día cómo la crisis ha creado un abismo entre ricos y pobres. Nuestras condiciones de vida, el entorno en que vivimos inmersos, afectan a nuestra salud mental. El difícil acceso a los recursos, la preocupación por la estabilidad laboral, los ingresos y el futuro y la desesperanza ante la situación económica, política y social provoca cuadros que son recogidos por los profesionales bajo las etiquetas de ansiedad y depresión.

Si ciertamente nuestro código postal influye más en nuestra salud que el código genético, en principio, los cambios dependen de nosotros.

Queda claro: Por el bien de todos. Incluso por nuestra salud, es necesario un cambio social.

 

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