Sobre los «niños confidentes»

A veces, por distintas razones y en distintos contextos, salgo de mi despacho (y de mi zona de confort) e imparto formaciones y talleres.

En alguna ocasión he comentado en este blog lo mucho que disfruto en los talleres para padres. Resulta muy gratificante poder acompañar a las familias en el constante aprendizaje que es la maternidad/paternidad.

Sin embargo, cuando los asistentes son papás y la temática tiene que ver con la infancia y la crianza, no es raro encontrarse con familias donde los roles de cada uno, grandes y pequeños, no están bien repartidos y las funciones se solapan: los adultos se comportan de manera arbitraria e imprevisible, requiriendo de apoyo, orientación y consuelo, mientras que los niños son descritos como «muy maduros», «muy sensibles» y capaces de entender y ayudar a sus padres a gestionar sus propias emociones.

Qué miedo me da a mí este discurso… Detrás de un niño «demasiado bueno/sensible/maduro/cuidador» suele haber un niño parentalizado.

niño triste familia psicologia

¿Quién cuida de quién en estas familias? ¿Quién es la persona de referencia, la figura de apego, ese otro «más sabio, más fuerte y más capaz» al que acudir en busca de apoyo y consuelo?

El tema da tanto de sí, y nos llama tanto la atención a algunos profesionales que incluso presentamos un póster sobre él en el Congreso de Terapia Familiar en Cartagena el otoño pasado.

Los niños tienen que ser niños. Y nuestra función es cuidar de ellos, de manera adaptada a las necesidades y características de cada etapa de su vida. Y no al revés.

Por eso, es un error ENORME hacer partícipes a nuestros peques de nuestros problemas emocionales o de pareja. Cuando los usamos como paño de lágrimas, como confidente o como recipiente de nuestras quejas, miedos y preocupaciones, les estamos cargando con algo que no les corresponde y que ni pueden, ni saben, ni deben gestionar. Seguramente se sentirán confusos y asustados. Te escucharán, claro. Eres una de las personas más importantes de su vida, y lo que te ocurra a ti les afecta a ellos directamente. ¿Cómo no iban a escucharte? De tu boca salen las palabras que, más tarde, se convertirá en su discurso interno.

Hay papás y mamás que se excusan diciendo que lo hacen para educarlos, para que vean que «los mayores tienen problemas» y que aprendan a «gestionar sus emociones«. NO. Si eres de los que afirma ésto, por favor, haz un pequeño ejercicio de honestidad: Tú necesitas ventilar. Necesitas que alguien te escuche mientras vomitas toda la mierda, toda la angustia y todo el miedo que tienes dentro. Y sabes que tu peque no se va a alejar de ti mientras lo haces. 

Si éste es tu caso, ten en cuenta que no tienen recursos para manejar lo que está pasando, lo que tú estás provocando. Los colocas en una posición de desamparo:

¿Cómo voy a confiar en mamá? ¿Cómo voy a contarle lo que me preocupa? ¡Ella ya tiene bastante con lo suyo!

Si usas a tu niño/a como si fuera tu pareja, tu amigo/a, tu madre, tu confesor o tu psicólogo, le estás privando de su infancia: Tu hijo no es tu rescatador. No está aquí para consolarte ni para cuidar de ti.

Aprenderá que tiene que dejar de lado sus propios sentimientos para cuidar de los demás. Que todos los demás van primero, que tiene que estar a disposición de otros, pues de ello depende su valía como persona.

¿Es eso lo que quieres transmitirle?

Si tienes problemas, si necesitas hablar con alguien que te acoja, que te cuide, que te aconseje, que te oriente o, simplemente te escuche, busca a otro adulto. 

Deja a tu peque vivir lo que tiene que vivir en esta etapa: SU INFANCIA.

Tendrá toda la vida para sus propios problemas de adulto.

Violencia de género en la adolescencia: Materiales para padres y docentes

En otras ocasiones hemos hablado de cómo la violencia de género, lejos de estar extinguiéndose en las generaciones que vienen, es una realidad muy frecuente entre nuestros jóvenes. Mucho más de lo que sus padres y madres se imaginan.

No comparto eso que he oído decir a algunos padres recientemente «la culpa es del reggaetón». Ni del reggaetón ni del chachachá. La violencia de género es un fenómeno complejo y multifactorial que hunde sus raíces en una sociedad basada en un sistema patriarcal donde las desigualdades entre hombres y mujeres se filtran de múltiples maneras en nuestro día a día. Y los chavales y chavalas se ven inmersos, desde muy jóvenes, en relaciones caracterizadas por marcados desequilibrios de poder.

El Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta de Andalucía han desarrollado, de la mano de grandes expertos en el fenómeno de la Violencia de Género, unos materiales específicos para que, desde los distintos entornos en que los y las jóvenes se mueven, se pueda detectar la VG desde sus primeras manifestaciones.

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Muchas veces quienes descubren la realidad de estas relaciones se sienten frustrados al tratar de confrontar a su persona querida, a quien ven sufrir, de lo poco sana que es la relación. Con las mejores intenciones, se llevan a cabo medidas que resultan contraproducentes: sermones, castigos y sanciones, ultimátums… Que, en lugar de hacer sentir a la parte implicada comprendida y apoyada, acogida y capaz de tomar decisiones, la alejan más de su entorno, aislándola y convirtiendo la relación insana en el eje en torno al cual gira su vida social y emocional…

Esta documentación gratuita está diseñada para proporcionar alternativas más efectivas: ofrece pautas de intervención para una adecuada comunicación, acogida, orientación, derivación y acompañamiento a las chicas en situación de violencia de género.

Aquí puedes descargar la documentación para familiares:

Si eres profesional de la educación, ésta es la guía específica para vosotros:

 

Confiamos en que el material os será de utilidad. Nos encantará leer vuestra opinión en los comentarios.

¡Hasta el próximo post!

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Tu fuerza nos hace más fuertes: El discurso interno

Cuando nos vemos en una situación estresante, que nos genera preocupación o miedo, y hacemos balance de nuestros recursos para afrontarla, nos decimos un montón de cosas.

¿Qué sueles decirte tú? ¿Te ayuda a seguir adelante o te bloquea?

¿Reconoces de quién es ese discurso? ¿Dónde aprendiste tú a lidiar así con la preocupación?

motivacion ilustracion psicologia discurso internoMuchas veces, al responder a estas preguntas, nos encontramos con que eso que nos decimos se parece sospechosamente a lo que nos dijeron mucho tiempo atrás, en situaciones seguramente diferentes, que despertaron en nosotros las mismas sensaciones físicas y emociones similares: incertidumbre, inseguridad, temor…

La manera en que los adultos que nos cuidan, normalmente nuestros papás, gestionan sus propias emociones y nos ayudan a regular las nuestras deja una huella importante en nosotrxs.

Hoy os traigo un anuncio. Sí, es una campaña de publicidad, pero no quiero venderos nada. Solamente pretendo que me acompañéis en la reflexión sobre el poder de las palabras que usamos para ayudar a los peques, y a los no tan peques, a gestionar su mundo emocional. Ese discurso que utilizamos para narrar la experiencia de lxs niñxs se convertirá más adelante en su propia voz, que les insuflará fuerza y confianza para seguir motivadxs o los empujará al abandono y la desesperanza.

 

¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te decían a ti? ¿Se parece eso a lo que ahora te dices tú? ¿Qué te hubiera gustado oír de tus adultos cuando eras niñx?