¡Vamos a la playa!: Lo que el mar puede hacer por tu salud

¿Conoces esa sensación de calma y paz que sientes cuando estás en la playa? No te la estás inventando. Algunos investigadores la han estudiado, y se han referido a ella como el «espacio azul». Es resultado de la combinación que los olores y sonidos del agua tienen sobre tu cerebro, que reacciona a ellos haciéndote sentir contento, relajado y lleno de energía.

¿Qué tiene el mar que nos sienta tan bien?

El agua es, para muchas culturas, la cura natural a los estresores cotidianos. Se dice que está cargada de iones positivos que nos hacen sentir en calma. Tal vez esto explique la sensación de bienestar que nos invade cuando nos bañamos, nadamos o sencillamente ponemos los pies a remojo en la orilla.

La teoría del color también tiene algo que ver con esto: Estar en un lugar azul nos aclara la mente y favorece la creatividad. Si estás dándole vueltas a algo, ve a pasear por la playa. Quizá encuentres soluciones alternativas. El vaivén de las olas, como la respiración durante la relajación o la meditación, desencadena un respuesta de calma que nos ayuda a concentrarnos.

La playa también puede funcionar como antidepresivo. El sonido hipnótico del mar combinado con las vistas y los olores playeros puede ayudarnos a pensar con claridad y distanciarnos de las preocupaciones del día a día.

Existe evidencia científica que demuestra que vivir cerca de espacios azules aumenta nuestro niveles de actividad física. También reafirma los beneficios de estos espacios sobre la salud mental, especialmente sobre la reducción del estrés, y el bienestar autopercibido.

Pasar tiempo en la naturaleza se considera, en general, un elemento relevante en la calidad de vida percibida, así que, si tienes unas horas libres, ¡no lo dudes! Aprovecha de ese recurso que algunos tenemos tan cerca.

Si quieres saber más sobre los beneficios de los espacios azules sobre nuestra salud, te recomiendo que leas la revisión de 35 estudios realizada por el Instituto de Salud Global de Barcelona, publicada en el International Journal of Hygiene and Environmental Health.

Y si te apetece compartir tu experiencia, estaré encantada de leer tus comentarios.

¡Hasta el próximo post!

Pokémon Go, nuevas tecnologías y salud mental

Mucho has tenido que esconderte del mundo si a estas alturas aún no te has enterado de la fiebre mundial de Pokémon Go. En unos pocos días, esta aplicación gratuita ha superado a Tinder en número de usuarios activos, es más utilizada incluso que Facebook y le pisa los talones al gigante Twitter.

¿Y por qué hablamos aquí de este asunto? Aunque, desde luego, no soy una experta en nuevas tecnologías, sí siento una incontenible curiosidad por todo aquello que mueve a la gente, sea real o virtual, y no podía pasar por alto este videojuego de aventuras que, veinte años después de su lanzamiento, vuelve a estar de moda, llegando incluso a ocupar portadas y minutos en los programas de noticias.

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Este asunto de capturar, entrenar e intercambiar criaturas Pokémon comenzó allá por 1996, y el éxito de la saga de videojuegos fue tal que dio lugar a una serie de anime, emitida durante años en televisión, varias películas, juegos de cartas coleccionables, peluches, líneas de ropa y complementos y demás merchandising. Y esta temporada está de nuevo de candente actualidad. En esta última versión, la realidad aumentada nos permite, haciendo uso de la cámara y el dispositivo GPS de nuestro móvil, localizar, capturar y entrenar a estos simpáticos seres por la calle, mientras paseamos por la ciudad.

En estos primeros días, han surgido opiniones de todo tipo: hay quien afirma sin pudor que se trata de una pérdida de tiempo, un obstáculo más en la comunicación con quienes nos rodean o incluso una creación diabólica, una herramienta de espionaje de la CIA y una amenaza para la salud mental, tal como ha expresado el exjefe de salud de Rusia con rotundidad: «Me parece que cuando la realidad virtual se superpone sobre el ambiente inmediato de una persona -que incluye no sólo los lugares sagrados y conmemorativos, sino también la casa, la familia, el patio, las zonas infantiles – hay un elevado riesgo de que la realidad quede desdibujada, lo cual puede perjudicar el estado mental de una persona muy gravemente».

Otros, defienden el uso del videojuego con pasión. Y algunos imprudentes, incluso ponen su vida en peligro por capturar uno de esos bichitos. Quizá tú también te hayas quedado boquiabiertx al enterarte de los graves accidentes que algunas personas han sufrido mientras jugaban, de cómo algunos jugadores han invadido propiedades privadas o incluso un cuartel de la Guardia Civil en busca de Pokémon. Y es que entre el uso y el abuso hay una fina linea que puede ser muy fácil de cruzar…

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¿Cuál es nuestra opinión al respecto? Una vez más, consideramos que la clave está en el tipo de uso, el sentido común y la funcionalidad. Puede suponer una herramienta útil a la hora de enfrendar síntomas ansiosos, depresivos o dificultades de relación, e incluso funcionar como punto de encuentro intergeneracional. Os lo contaremos en el próximo post.

Por ahora, os dejamos las recomendaciones de la Policía Nacional para hacer un buen uso del juego y os invitamos a que compartáis con nosotros vuestras experiencias y opiniones.

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