Coherencia y respeto. Grandes o pequeños, todos somos humanos.

Anoche leí un párrafo de la guía Newbie para una Parentalidad Positiva (Rebecca Eanes) que no puedo dejar de compartir con vosotros. Me pareció la esencia misma de la crianza respetuosa y, al mismo tiempo, estoy convencida de que desatará la polémica. Dice así:

«Con demasiada frecuencia, se sanciona a los niños por ser humanos. No se les permite estar gruñones, tener días malos, tonos de voz irrespetuoso o mala actitud. Sí, los adultos los tenemos todo el tiempo. Ninguno de nosotros es perfecto. Debemos dejar de imponer a nuestros niños niveles de perfección más elevados de los que podemos alcanzar nosotros mismos«.

En el texto original:

“So often, children are punished for being human. They are not allowed to have grumpy moods, bad days, disrespectful tones, or bad attitudes. Yet, we adults have them all the time. None of us are perfect. We must stop holding our children to a higher standard of perfection than we can attain ourselves.”

Para un minuto y piensa:

¿Algo de lo que has hecho hoy te traería problemas si fueras niño?

chicos
Imagen cortesía de David Castillo Dominici/FreeDigitalPhotos.net

Quizá has ignorado a alguien que te estaba hablando. O has gritado a alguien. O hayas dado una mala contestación. Tal vez hayas dado un portazo, puesto mala cara o resoplado ante alguna petición o comentario de otra persona.

Si lo hace un adulto, y lo hacemos todo el tiempo, inmediatamente buscamos las razones y lo justificamos: estamos agobiados por el trabajo, cansados, hambrientos, doloridos, nerviosos… Somos buena gente, al menos la mayoría, y nos esforzamos. Aunque no siempre podemos hacer las cosas bien.

Y tú, ¿qué opinas?