Peter Pan y Wendy… ¿Un final feliz?

Y como lo prometido es deuda, comenzamos con la serie de publicaciones sobre síndromes con nombres de personajes de cuentos o de historias de ficción.

Quizá el más conocido de entre estos cuadros sea el síndrome de Peter Pan.

peter y campanillaSeguro que tú también recuerdas a ese niño aventurero que volaba gracias al polvo de hadas, odiaba el mundo de los adultos y vivía en el país de Nunca Jamás junto con los Niños Perdidos. Aunque la mayoría de nosotros conocemos esta historia gracias a la película de la productiva factoría Disney, en su origen era una obra de teatro. Fue escrita por un escocés, James Matthew Barrie, y estrenada en Londres en diciembre de 1904.

El síndrome de Peter Pan comienza a hacerse un hueco en la psicología popular a raíz de la publicación de «The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up» («El síndrome de Peter Pan: Hombres que no han crecido»), de Dan Kiley. Como os contaba en el post anterior, no se trata de un diagnóstico oficial: no está recogido en los manuales de psiquiatría y psicología. No obstante, describe un estilo relacional que afecta principalmente a varones con el que nos encontramos con frecuencia, tanto dentro como fuera de la consulta.

La principal característica de las personas Peter Pan consiste en un desfase significativo entre su edad cronológica y su forma de actuar y sentir: rechazan todo tipo de obligaciones y compromisos, comportándose como si fueran niños en cuerpos de adulto y mostrando una marcada inmadurez emocional. Aunque suena divertido eso de ser un niño eternamente, la no asunción de responsabilidades puede tener serias repercusiones a nivel académico, laboral y, por supuesto, en las relaciones, especialmente en las relaciones de pareja.

peter-pan-357153_1280

Esta curiosa escultura se encuentra en los jardines del Palacio de Egmont, en Bruselas

Estas personas tienden a asumir un papel pasivo e inmaduro en sus relaciones, colocando toda la responsabilidad del funcionamiento de las mismas en el otro: ellos nunca hacen nada mal, la culpa es siempre del otro y es, por tanto, ese otro quien tiene que hacer que se sienta cómodo, seguro y feliz. Rechazan todo aquello que requiere esfuerzo y les resulta difícil controlar sus sentimientos, así como aceptar las emociones propias de la vida adulta. Cuando toman conciencia de ellas, se sienten desconcertados y asustados y, con frecuencia, reaccionan negando o huyendo de los conflictos.

Tras esa aparente despreocupación por el otro y esa negación de los sentimientos adultos se oculta, en la mayoría de los casos, una gran inmadurez e inseguridad. Su autoestima suele ser baja, por lo que dependen afectivamente de los demás y sienten un gran temor ante la posibilidad de ser rechazados. ¿Os resulta familiar?

Como consecuencia de estas necesidades emocionales, casi infantiles, esperan de su pareja un trato maternal: protección, sumisión y disponibilidad incondicional, sin ningún tipo de límite.

wendyAquí entra en juego nuestro segundo personaje: Wendy, la paciente, dulce y comprensiva niña que actúa como «mamá» de Peter y de los Niños perdidos.

Y es que la elección de nuestra pareja nunca es casual

Pero, como escribió Michael Ende, «esa es otra historia. Y debe ser contada en otra ocasión…». 

Por ahora, os dejo un anticipo en forma de canción: Si Peter Pan viniera, de Ismael Serrano.

 

Vencer el estrés postvacacional

A estas alturas de septiembre, lo más probable es que la mayoría de nosotros estemos inmersos en la rutina del nuevo curso y las vacaciones formen ya parte de nuestros recuerdos. Como mencionábamos en el post anterior, es tiempo de retomar horarios, obligaciones y responsabilidades. Y a algunas personas, eso les cuesta… Quizá sepas a qué me refiero…

Hombre angustiado - psicólogo en Gijón

Muchos de vosotros habréis sufrido (o quizá estéis sufriendo) de estrés postvacacional. Se trata de un síndrome, un conjunto de síntomas, que aparecen como consecuencia de un fallo en el proceso de adaptación a la vida activa tras un periodo de vacaciones, e interfieren en nuestro rendimiento.

Resulta común en adultos (en función de las fuentes los datos oscilan entre un 6% y un 57%, aunque vamos a quedarnos con el dato de la Sociedad Española de Neurología: cerca del 35% de la población activa de entre 25 y 40 años), aunque también se da en niños, especialmente cuando no están a gusto en su centro de estudios o sufren bulling (acoso escolar), situación en la que es más que comprensible su rechazo a regresar a las aulas.

Humor huevo roto con carita de miedo -estrésEl síndrome, como decíamos, está conformado por un conjunto de síntomas, tanto físicos como psíquicos. Entre los primeros se encuentran cansancio muscular, fatiga, falta de sueño o somnolencia diurna excesiva, falta o exceso de apetito, dolores musculares difusos… Nuestra mente responde a su vez con dificultades de concentración, preocupación, tristeza, apatía, nerviosismo o irritabilidad.

Podemos imaginar cuáles son las repercusiones tanto en nuestro rendimiento como en nuestras relaciones. Quizá en este momento no seamos una compañía muy agradable…

Aunque su frecuente uso en los medios de comunicación en esta época del año ha convertido el concepto en algo manejado por todos, debemos tener en cuenta que, a pesar de la connotación aparentemente negativa de la primera parte de la expresión (se habla de «síndrome/estrés/depresión postvacacional»), se trata de algo perfectamente normal.

Esa es la buena noticia: No estás enfermo. Sólo te estás adaptando.

Nuestro organismo está adaptándose a una situación ambiental novedosa, y toda adaptación requiere de un proceso y de una serie de cambios a nivel orgánico (corporal), psíquico (mental o cognitivo), e incluso conductual. Nuestro organismo sufre una serie de cambios en un intento de emplear mejor sus recursos: algunos se aceleran, otros se reactivan, siempre con el objetivo de dar respuesta a las demandas ambientales. Se trata de una reacción normal al estrés, que sólo resulta peligrosa si se mantiene en el tiempo.

Debemos ser cautos, pues el estrés sostenido incide en el origen y en el empeoramiento de algunas enfermedades y dolencias neurológicas, tales como cefaleas, epilepsia y trastornos del sueño. Aunque el síndrome postvacacional tiene un fuerte componente emocional, puede convertirse en desencadenante de daños diversos. Por ese y por otros motivos, debemos tratar de prevenir su aparición y de paliar sus síntomas, si ya han aparecido.

Una vez más, la prevención es el mejor remedio. Aquí tienes algunas pautas:

  • Mantener cierta estabilidad en los horarios evita que se alteren nuestros ritmos biológicos.
  • Volver a la rutina de manera paulatina favorece nuestra adaptación. Programa tu regreso con tiempo…
  • Disfrutar de nuestra actividad todo el año. Si nuestra motivación se centra exclusivamente en las vacaciones, pasaremos medio año ansiando su llegada y el otro medio lamentándonos por su finalización.
  • Mantener nuestras aficiones durante el curso escolar. Organiza tu tiempo, y ¡diviértete! Busca la forma de disfrutar de tu ocio en pequeñas dosis durante el curso. No tienes por qué abandonarlo con el fin del verano… En este artículo nos recuerdan cómo nuestras aficiones se convierten en nuestras grandes aliadas a la hora de combatir el estrés.
  • Moderar el consumo de cafeína y alcohol. Quizá te parezca una buena solución a corto plazo, pero nada más lejos de la realidad: El alcohol actúa como depresor del sistema nervioso central, agravando los síntomas de apatía, tristeza y desgana, mientras que el café y las bebidas con cafeína agudizan los síntomas de estrés. No, no es buena idea.
  • Dosificar las vacaciones: Quizá te sirva de consuelo tener en mente que pronto podrás disfrutar de algún puente o de unos pocos días de descanso…
  • Recuerda que se trata de un periodo de adaptación. Y pasará… Date un poco de tiempo. Ten paciencia contigo mismo, en la mayor parte de los casos es cuestión de actitud y de tiempo. Lo más probable es que en 10-15 días te sientas mejor.

Si, a pesar de todo, te cuesta adaptarte y dejar atrás esa mezcla de emociones y sensaciones que quedan recogidas en el concepto de estrés postvacacional, quizá requieras de ayuda especializada.

Recuerda que estamos aquí para ayudarte, tu psicólogo en Gijón, y nuestro objetivo es tu bienestar.

Cuéntame un cuento

cuentoBrevísimo cuento con profundo significado

Hoy sólo queremos compartir con vosotros una brevísima animación que nos ha dado que pensar…

Aunque son múltiples las lecturas que pueden hacerse de esta historia, queremos quedarnos con una:

Y es que, en ocasiones, tratando de evitar un mal menor, nosotros mismos provocamos enormes destrozos…

¿A ti te ha ocurrido?