Hace unos meses, la revista médica británica The Lancet publicó un completo e interesantísimo estudio sobre el impacto de las enfermedades mentales y el abuso de sustancias a nivel mundial. De acuerdo con sus resultados, en el año 2010, los trastornos mentales y las adicciones fueron la mayor causa de enfermedad no fatal del mundo. Quizá estas enfermedades no acaben con nuestras vidas, pero desde luego merman su calidad.Durante ese año fueron responsables del 7,4% de los años de vida saludable (DALY, por sus siglas en inglés) perdidos en el todo el mundo. ¿Parece un porcentaje bajo? La realidad es quesupera el correspondiente al del impacto del virus del SIDA, la diabetes, la tuberculosis y los accidentes de tráfico. Ocupa la quinta posición en la lista de causas de afección en el mundo, por detrás de las enfermedades cardiovasculares, las infecciones, los trastornos neonatales y el cáncer. | |
El informe, elaborado por un equipo de científicos estadounidenses y australianos con el profesor Harvey Whiteford a la cabeza, supone el mayor elaborado nunca. Recoge datos de 187 países y compara los resultados del macroestudio Global Burden of Disease 2010 con cientos de estudiossobre enfermedad mental y adicciones desarrollados entre 1980 y 2010. | |
El impacto de los trastornos mentales y las enfermedades derivadas del abuso de sustancias ha crecido un 37,6% entre 1990 y 2010. Una parte de ese crecimiento puede ser explicada, sencillamente, por el crecimiento de la población; sin embargo, la prevalencia de la dependencia a tres sustacias: alcohol, opioides y cocaína, ha crecido notablemente, y las drogas causaron un81,1% de las 232.000 muertes atribuíbles a estas cuestiones en todo el mundo.Como era de esperar, existe variabilidad en las distintas regiones: el impacto de los trastornos alimenticios y el consumo de drogas es mucho más elevado en el mundo desarrollado, mientras que los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) o los trastornos de conducta infantil son similares en todo el mundo. El impacto de la depresión parece mucho mayor en el mundo desarrollado, sin embargo, es posible que esto se deba a un problema de diagnóstico: fuera del mundo occidental, la depresión no se registra como tal, sólo se tienen en cuenta sus repercusiones a nivel físico. | |
Aún así, de entre todos los trastornos mentales es ladepresión el que mayor impacto causa: se le atribuyen el 40,5% del total de los DALY, seguida de la ansiedad (14,6%), las enfermedades relacionadas con elconsumo de drogas ilegales (10,9%), las relacionadas con el alcohol (9,6%), la esquizofrenia (7,4), los TGD, como el autismo o el síndrome de Asperger (4,2%), los trastornos de conducta infantil (3,4%) y, finalmente, los trastornos alimentarios (1,2%). | |
En lo que se refiere a variables sociodemográficas (edad, sexo y región), cabe destacar el hecho de que es la franja de edad comprendida entre los 10 y los 29 años la que presenta un mayor número de trastornos, con una gran diferencia respecto a otros rangos de edad. |
![]() Imagen cortesía de FrameAngel/FreeDigitalPhotos.net |
La realidad es que, a la hora de elaborar los informes médicos, la enfermedad mental nunca se registra como causa de muerte, aunque sea su principal responsable. Los suicidios suelen registrarse como lesiones, aunque un alto porcentaje es el resultado último de un trastorno mental. Por otra parte, es sabido que el abuso de sustancias provoca la muerte por múltiples vías, sin embargo, sólo las sobredosis son registradas como muertes ocasionadas por el abuso de drogas. Las muertes prematuras ocasionadas por trastornos mentales se registran con relación a la causa física de la muerte. De modo que las enfermedades mentales pasan prácticamente desapercibidas.En la nota de presentación del estudio, el Dr. Whiteford afirma: «En todos los países, el estigma que rodea a las enfermedades mentales y el abuso de sustancias limita el uso de los recursos disponibles y provoca ineficiencias en la distribución de la financiación y las intervenciones»:aunque estas cuestiones son la causa de un 22’8% de los trastornos, los países desarrollados destinan, en promedio, menos de un 2% de su presupuesto sanitario a combatirlas. Parece evidente, considerando estos datos, que deberíamos replantearnos las políticas sanitarias. | |
Acceso al abstract del artículo en The Lancet. |
estado de ánimo
Cáncer, malestar emocional y percepción del tiempo
Salud mental y malestar emocional en enfermos de cáncer
Ante un diagnóstico de cáncer, nos enfrentamos a numerosos estresores: los tratamientos, sus efectos secundarios, las posibles recaídas, la incertidumbre, la reacción de las personas de nuestro entorno… La carga emocional que la persona debe soportar es enorme. De hecho, la mitad de los pacientes en procesos oncológicos presenta síntomas de ansiedad, depresión y malestar emocional, y un 30% puede presentar trastornos psicopatológicos. El concepto de malestar emocional (distress) hace referencia a la experiencia emocional desagradable que afecta a los pensamientos, al comportamiento, a las relaciones y las creencias de la persona. Es considerado un elemento fundamental a la hora de valorar la salud y el bienestar de los pacientes con cáncer. En las distintas fases del tratamiento oncologico, este malestar puede aliviarse o agudizarse: el 63% de los pacientes presenta malestar en algún momento del tratamiento de radioterapia. |
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Ciertas características personales hacen a algunas personas más vulnerables a este malestar emocional: el riesgo es mayor si se es joven, soltero/a, con una red de apoyo social reducida, bajo nivel académico, psicopatología previa, efectos colaterales por los tratamientos y un peor pronóstico médico. Cuando las necesidades psicológicas de los pacientes con cáncer no se valoran de manera adecuada, es probable que los recursos asistenciales se empleen de manera incorrecta: se derive al paciente al psicólogo o al psiquiatra sólo si presenta síntomas ansiosos o depresivos severos, ideación suicida, conflictos familiares o cuando el cáncer está muy avanzado y el médico debe comunicar a su paciente que se han agotado las posibilidades de tratamiento. |
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A pesar de que el malestar emocional supone uno de los efectos más evidentes de tener un cáncer y de la alta prevalencia de síntomas de ansiedad y depresión, la evaluación y cobertura de estas necesidades es deficitaria: aunque la mitad de los pacientes oncológicos requieren de intervención psicológica de algún tipo, sólo uno de cada diez accede a ella. Algunos de los motivos por los que estas necesidades no son cubiertas son la insuficiencia de profesionales psicooncólogos, un déficit en la detección del malestar emocional, la alta presión asistencial, la falta de entrenamiento del personal sanitario (quienes desconocen la necesidad de derivación), y la ausencia de protocolos de derivación basados en instrumentos de detección o screening del malestar emocional. La implementación de un adecuado protocolo de detección del malestar emocional y la derivación permitirían que los pacientes recibieran atención psicológica desde las primeras fases del tratamiento médico, reduciría los costes sanitarios y, lo más importante, probablemente mejoraría la calidad de vida de los pacientes. |
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En esta línea, una investigación del profesor Bayés y sus colaboradores demostró que con sólo dos preguntas se podía evaluar el bienestar y el sufrimiento percibido de un paciente: ¿la clave? La percepción subjetiva del paso del tiempo. El tiempo es percibido de manera diferente por los pacientes y los profesionales sanitarios. Para los primeros el tiempo se alarga; para los segundos, se acorta. Las situaciones o estados relacionados con una percepción de alargamiento del tiempo transcurrido tienen que ver con tres cuestiones: una situación presente desagradable, un estado de animo angustiado o deprimido y los tiempos de espera. A mayor incertidumbre y mayor importancia de la información que espera, mayor sufrimiento del paciente.
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La implantación de un protocolo de detección del malestar emocional parece, por tanto, una necesidad apremiante en los servicios oncológicos: la detección temprana de las personas que requieren de atención psicológica evitaría el agravamiento y la cronificación de los problemas y, sobre todo, aliviaría el sufrimiento de los pacientes, mejorando su calidad de vida.
Si quieres saber más sobre estas cuestiones, te recomendamos que visites los siguientes enlaces:
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Sentirse bien en invierno
¿Cómo afecta el invierno a nuestro estado de ánimo?
El invierno continúa, y quedan aún dos meses para que llegue la primavera. Aunque ya ha pasado la Navidad, llueve, hace frío y hay pocas horas de luz solar. En esta época, muchas personas se sienten tristes sin causa aparente, y a algunas de ellas se les llega a diagnosticar un “Trastorno Afectivo Estacional”. En este artículo profundizaremos en la comprensión de las causas de esta “tristeza de invierno”.
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La oscuridad, las bajas temperaturas y la climatología adversa hacen que limitemos nuestra actividad física: lo que apetece es “atrincherarse” en casa, acurrucarse en el sofá con un buen libro o una “peli”. También comemos más, y “picamos” entre horas, alargamos la sobremesa, por no hablar de las copiosas comidas de las pasadas fechas navideñas. Todo esto tiene una repercusión en los ciclos naturales de producción de hormonas y neurotransmisores en nuestro cuerpo. |
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La falta de luz altera los niveles de serotonina y melatonina: se reducen los niveles de la primera, mientras se disparan los de la segunda, lo que provoca una alteración de los ciclos de sueño-vigilia, una mayor irritabilidad, un aumento del apetito y una disminución del deseo sexual. El sedentarismo, por su parte, reduce la secreción de adrenalina, lo que afecta a los niveles de dopamina, sustancia relacionada con la activación y la motivación: se reduce nuestra respuesta ante el estrés y no nos apetece hacer nada. Toda una revolución hormonal, ¿no te parece?. |
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Que no cunda el pánico: Podemos recuperar el control. Y las endorfinas serán nuestro mayor aliado. Estas sustancias son conocidas como “las moléculas de la felicidad”, y para aumentar su concentración debemos cuidar nuestra actividad, nuestras relaciones, nuestra alimentación y la calidad de nuestro sueño. |
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Aquí tienes algunos pequeños consejos para mejorar tu estado de ánimo en invierno:
El invierno puede parecer una estación desagradable y aburrida, sin embargo, ofrece muchas posibilidades. Después de todo, ¿vas a pasarte una cuarta parte del año escondido en casa lamentándote del mal tiempo? |