Estrés en la adolescencia

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Imagen cortesía de ambro/FreeDigitalPhotos.net

¿Están los adolescentes asumiendo nuestra estresante forma de vida?

La realidad es que no podemos evitar vernos inmersos en situaciones estresantes. Sin embargo, tomar conciencia de qué factores podemos controlar y con qué recursos contamos para hacerle frente a la ansiedad nos permite gestionar estas situaciones de manera eficaz.

Hace unos meses salieron a la luz los resultados de la encuesta Stress in America 2013. Los resultados ponen de manifiesto que un número importante de adolescentes sufre elevados niveles de estrés, con sus correspondientes correlatos físicos (cansancio, problemas de sueño y alimentación) y psicólógicos (ansiedad, irritabilidad, falta de concentración, pensamientos negativos).

Además, un tercio de los adolescentes considera que no está haciendo frente a las situaciones estresantes de manera adecuada, pues no está empleando los recursos suficientes o empleaestrategias de afrontamiento del estrés poco útiles.

Los niveles de estrés a los que este grupo está sometido son equiparables, en sus repercusiones tanto físicas como emocionales, a los de los adultos.
Por desgracia, estos resultados son extrapolables al colectivo adolescente de nuestro país. Por ese motivo debemos tener presente la importancia de desarrollar formas saludables de afrontar y manejar el estrés ya desde la infancia. La APA nos proporciona algunas pautas para ayudar a los más pequeños a gestionar sus emociones yhacer frente a las situaciones estresantes de manera adecuada:

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  • Reconocer las señales y síntomas indicadores de estrés: enfado, irritabilidad, preocupación, problemas de sueño o de alimentación, consumo de alcohol o sustancias.
  • Mantener una buena comunicación: Sabemos que tratar de obligarles a compartir sus preocupaciones resulta completamente improductivo. Sin embargo, es muy útil, a la hora de mejorar los vínculos y favorecer una comunicación abierta, mostrarse comprensivo y disponible para nuestros adolescentes, permitiendo que sean ellos quienes elijan cómo y cuándo compartir con nosotros sus pensamientos, deseos y temores.
  • Enseñarles estrategias de afrontamiento eficaces: Debemos transmitirles la importancia que variables como la actividad física, el sueño y la alimentación tienen para su bienestar.
  • Ayudarles a gestionar sus preocupaciones relacionadas con el rendimiento académico y las relaciones sociales. Algun@s chic@ presentan elevados niveles de autoexigencia y se fijanmetas poco realistas. Los adultos de su alrededor no debemos resolver sus problemas, pero sí podemos ser una ayuda en la toma de decisiones. Nuestro objetivo: acompañarles en el proceso de desarrollo de su autonomía.
  • Establecer hábitos sanos: Las rutinas nos reconfortan, más aún en momentos de estrés. Nos proporcionan estabilidad y seguridad. No debemos olvidar que, además de fomentar esos hábitos, debemos también ejercerlos: debemos ser un ejemplo de prácticas saludables y tomar medidas para regular nuestro propio estrés.

 

Si la situación desborda a la familia y no te sientes capaz de gestionarla sin ayuda, no temas:puedes recurrir a un profesional. Los psicólogos podemos ayudaros

Sentirse bien en invierno

sentirse bien en invierno¿Cómo afecta el invierno a nuestro estado de ánimo?

El invierno continúa, y quedan aún dos meses para que llegue la primavera. Aunque ya ha pasado la Navidad, llueve, hace frío y hay pocas horas de luz solar. En esta época, muchas personas se sienten tristes sin causa aparente, y a algunas de ellas se les llega a diagnosticar un “Trastorno Afectivo Estacional”. En este artículo profundizaremos en la comprensión de las causas de esta “tristeza de invierno”.

La oscuridad, las bajas temperaturas y la climatología adversa hacen que limitemos nuestra actividad física: lo que apetece es “atrincherarse” en casa, acurrucarse en el sofá con un buen libro o una “peli”. También comemos más, y “picamos” entre horas, alargamos la sobremesa, por no hablar de las copiosas comidas de las pasadas fechas navideñas. Todo esto tiene una repercusión en los ciclos naturales de producción de hormonas y neurotransmisores en nuestro cuerpo.

mujer con taza

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La falta de luz altera los niveles de serotonina y melatonina: se reducen los niveles de la primera, mientras se disparan los de la segunda, lo que provoca una alteración de los ciclos de sueño-vigilia, una mayor irritabilidad, un aumento del apetito y una disminución del deseo sexual.

El sedentarismo, por su parte, reduce la secreción de adrenalina, lo que afecta a los niveles de dopamina, sustancia relacionada con la activación y la motivación: se reduce nuestra respuesta ante el estrés y no nos apetece hacer nada.

Toda una revolución hormonal, ¿no te parece?.

Que no cunda el pánico: Podemos recuperar el control. Y las endorfinas serán nuestro mayor aliado. Estas sustancias son conocidas como “las moléculas de la felicidad”, y para aumentar su concentración debemos cuidar nuestra actividad, nuestras relaciones, nuestra alimentación y la calidad de nuestro sueño.

Aquí tienes algunos pequeños consejos para mejorar tu estado de ánimo en invierno:

  • Sal a pasear. La actividad física es fundamental. Y no es necesario correr una maratón…
  • Disfruta del sol. Aunque no lo creas, en invierno también sale, aunque, como nosotros, se recoge antes.
  • Come bien. No nos referimos a una buena comilona, sino a una buena alimentación, rica en vitaminas y antioxidantes. Recuerda que los excesos se pagan caros…
  • Diviértete, pasa tiempo con las personas a las que quieres, visita lugares nuevos. No hace falta ir muy lejos ni hacer planes caros, seguro que algo se os ocurrirá…
  • Dedícale tiempo a tus aficiones: esas actividades que te gustan y que vas dejando “para cuando tengas tiempo”. Nunca es tarde para aprender algo nuevo.

El invierno puede parecer una estación desagradable y aburrida, sin embargo, ofrece muchas posibilidades. Después de todo, ¿vas a pasarte una cuarta parte del año escondido en casa lamentándote del mal tiempo?