¡Cambia el cuento!

Uno de los cuentos populares más conocidos, presente además en numerosos países, es Caperucita Roja.

Rotkäppchen en Alemania, Le Petit Chaperon Rouge en el original de Perrault, Little Red Riding Hood en los países angloparlantes, Cappuccetto Rosso en la bella Italia… Raro es encontrar a alguien que no haya oído hablar de la niña encapuchada que atravesaba el bosque para visitar a su abuelita. Caperucita se ha convertido en estos siglos en un icono popular.

Esta historia es un caso evidente de violencia de género, sin embargo está tan normalizada, tan integrada en nuestro día a día, que apenas nos damos cuenta de que a través de este inocente cuento perpetuamos algo que deberíamos estar luchando por eliminar.

¿Qué pasa si cambiamos el final del cuento?

El proyecto Little Revolutions y el Instituto Catalán de las Mujeres se ha unido a la campaña de visibilización de la violencia machista #MeToo a través de este vídeo.

¡Cambia el cuento!

Hay muchas versiones alternativas a la historia original de Caperucita. Te animo a que eches un vistazo a alguna de ellas:

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Sobre rupturas: «¿Cuánto tiempo voy a estar así?»

Hace unas semanas hablábamos de las relaciones fallidas, los efectos de una ruptura, las ideas que se nos pasan por la cabeza y el gran aprendizaje que, después de un tiempo, podemos extraer de la experiencia. ¿Lo recuerdas? Puedes consultarlo aquí.

El desamor es una experiencia universal que nos afecta de múltiples maneras. Además del dolor emocional, podemos sentir una desagradable falta de control. La angustia y la tristeza se apoderan de nosotros y, entre las muchas preguntas que nos asaltan, entre toda la maraña de incertidumbre, aparece reiteradamente  ¿pero cuándo se me va a pasar? ¿cuánto tiempo estaré así?

tristeza ruptura corazón

 

Si estás en este punto, tengo una buena y una mala noticia. ¿Por cuál empezamos?

Bueno, la buena es que no vas a estar así para siempre. Te lo prometo.

La mala, que nada que merezca la pena se consigue de la noche a la mañana. Y, desde luego, los cambios psicológicos son asuntos importantes.

Seguro que te ha ocurrido, o que conoces a alguien que haya pasado por la experiencia de intentar por todos los medios conseguir dejar de sentirse mal. Precisamente ese planteamiento, el de forzar el bienestar, el olvido, la curación, es una de las peores cosas que podemos hacer.

No pienses en un elefante rosa. Por favor, no lo hagas.

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Ni se te ocurra. Puedes pensar en cualquier cosa menos en un elefante rosa.

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¡Que te he dicho que no! Nada de elefantes rosas, ¡Te lo prohíbo!

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Puedes echarme la culpa si pasas las próximas horas pensando en elefantes rosas. La mente es así, y cuanto más intentemos evitar una cuestión, mayor relevancia y presencia tendrá en nuestras vidas. Precisamente por eso, el hecho de que te haya propuesto este pequeño ejercicio y haya insistido en la prohibición de dirigir tu mente hacia esos hermosos paquidermos rosados, nos sirve para ilustrar cómo nuestra cabeza, inevitablemente, va a llevarnos hacia aquello que queríamos evitar.

Tratar de olvidar algo por todos los medios es la mejor garantía para tenerlo presente.

En el caso de una relación, el tiempo, las experiencias y los sentimientos vividos dejan una huella muy poderosa que no va a desaparecer por el mero hecho de que insistamos en ello.

No, no puedes enviar a tu ex a la papelera de reciclaje y luego vaciarla. Puedes intentarlo, y ojalá diera resultado, pero no funciona así.

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El tiempo, pero no el tiempo que pasa, sino el tiempo que vives, es la clave en la superación de cualquier asunto doloroso. Dicen que lo cura todo, pero no es verdad.

El tiempo no cura nada. Te curas tú, mientras el tiempo pasa.

Vale, hasta aquí todo claro, pero… ¿Cuánto puede durar ese tiempo?

Recientemente se ha publicado en la revista Evolutionary Behavioural Sciences una investigación desarrollada por la University College London y la Binghamton University. Recogieron datos de más de 5.000 personas procedentes de 96 países. ¡Cuántos corazones rotos!

De acuerdo con sus resultados, en la mayoría de los casos las personas necesitan entre 6 meses y dos años para considerar que han superado la amarga experiencia de la ruptura.

¿Te parece mucho? ¿Poco?

Como en todas las investigaciones, hay variables que influyen en el tiempo que las personas tardamos en reparar nuestro corazón roto, y al parecer el género es una de ellas. Llegaron a algunas conclusiones interesantes:

  •  Las mujeres sufrimos con más intensidad en los primeros momentos, pero también nos recuperamos antes.
  • Los hombres tienden a comenzar una nueva relación sin haber superado del todo la ruptura anterior.

¿Coincide con tu experiencia?

Explican los investigadores que estas diferencias tienen que ver con que, por lo general, las mujeres invertimos más en cada relación por cuestiones que tienen que ver con la maternidad y otros temas tradicionalmente vinculados al género femenino. También concluyen que los hombres tienen una mentalidad más competitiva, como si constantemente estuvieran sometidos a la presión de atraer nuevas parejas. Como suele ocurrir con los resultados de estas investigaciones, los resultados son globales y seguramente haya una enorme variabilidad entre el grupo de mujeres, así como en el grupo de hombres. No nos lo tomemos como algo personal: Son datos generales. Después, cada uno tiene su experiencia , sus motivos, su historia…

Una variable crucial, tanto para hombres como mujeres, es la resiliencia.

Este concepto viene del mundo de la física, donde se usa para referirse a la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar su forma original. Los psicólogos lo tomamos prestado y lo usamos para hacer referencia a la capacidad que tenemos para superar circunstancias difíciles y crecer tras la experiencia.

Resiliencia flor en la nieve

Volveremos sobre esta cuestión en otro post. Hasta entonces, ¡cuéntanos!:

  • ¿Coincide esto con tu experiencia?
  • ¿Qué estrategias has utilizado tú para superar alguna ruptura?

 

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La receta de la Felicidad

Mucho se ha escrito y mucho se habla de alcanzar la felicidad. Es la Piedra Filosofal, el Santo Grial, la meta que todos, cada cual por su camino, deseamos alcanzar.

Y parece tan difícil ser feliz…

Hay un profesor de Psicología y Filosofía en la Universidad de Harvard que, haciendo de la ciencia su instrumento, ha convertido la felicidad en su bandera y, dada la demanda de tan preciada receta, ha publicado diversos títulos de gran éxito, como «Elige la vida que quieres» o «Practicar la felicidad». Su nombre es Tal Ben-Shahar, y sus ingredientes, mucho más sencillos y accesibles de lo que imaginas: relaciones sólidas, gratitud, rutinas cotidianas, estar presente y manejo de emociones negativas.

Entonces, ¿se puede aprender a ser feliz? Y si se puede aprender… ¿podremos enseñar a las próximas generaciones a serlo?

Sí, rotundamente.

Estoy segura de que, después de escucharle, se te ocurrirán varias cosas que puedes comenzar a hacer esta misma semana, quizá ahora mismo, para empezar a construir esa felicidad.

¡Adelante!

 

Tómate un momento:

¿Qué es para ti la felicidad? ¿Qué estás haciendo para acercarte a ella? ¿Te boicoteas de alguna manera cuando parece que vas a conseguir lo que crees que te haría feliz?

Me encantará que compartas conmigo tu opinión y tus inquietudes al respecto.

Y, si eres de los que se sabotean… Tal vez te interese leer un antiguo post sobre el Complejo de Jonás.

¡Hasta el próximo post!