Sí, ya está aquí. Llegó ese momento tan temido por algunos, tan deseado por otros: La vuelta a la rutina, el inicio de curso, el fin de las vacaciones.
He de reconocer que a mi, personalmente, me gusta septiembre. Es la vuelta a lo conocido, al orden, tras un tiempo de descanso, libertad, ocio y cierta improvisación. Pero, consciente como soy de que, para muchas personas y, desde luego, para muchas familias, supone un momento de crisis, me he decidido a escribir sobre esta cuestión.
En estas fechas se junta el presunto «estrés postvacacional« de los padres (sí, digo presunto, pero de eso hablaremos otro día…), la cuesta de septiembre, con todo el revuelo y el gasto económico que supone la adquisición del material necesario para comenzar el curso, y el retorno de los peques, y los no tan peques, a sus tareas escolares y académicas.
Se acabó la libertad de horarios, las horas muertas, las largas siestas, la playa… ¿Es ése el enfoque? Desde luego, si nos contamos así la historia, no es de extrañar que nos desagrade esta época. Parece que sea el fin de lo bueno. Sin embargo… ¿quién dijo que lo que comienza ahora no sea bueno?
Es precisamente eso, nuestra actitud, lo que convierte Septiembre en una cuesta de gran pendiente… ¡o en un trampolín!
Y nuestros peques, como siempre, imitan lo que ven. Si tu discurso es pesimista, angustiado o de resignación… Ya sabes cómo se mostrarán ellos. Tenemos que aprender a motivarnos y motivarles para comenzar esta nueva etapa con un buen rendimiento y disfrutando del tiempo libre (que lo habrá, seguro).
Durante los días previos a la incorporación al cole o al trabajo, es recomendable que retomemos algunas rutinas: asumir progresivamente horarios razonables de sueño y alimentación, próximos a los que tendremos durante el curso, facilita la transición a esta nueva etapa y minimiza las sensaciones de cansancio, desgana y pereza.
Respecto al sueño, no me cansaré de recordaros que un sueño de calidad es incompatible con la presencia de dispositivos móviles… Así que, aunque durante las vacaciones nos hayamos tomado ciertas licencias, debemos tener presente que el móvil no es un buen compañero de sueño. Y aún menos para nuestros niños y adolescentes (si quieres saber más sobre el sueño en estas edades, te recomiendo este artículo).
La nomofobia o adicción al móvil es una realidad cada vez más frecuente. ¿Y has oído hablar del «vamping«? Consiste en estar conectado al móvil hasta altas horas de la noche. Resulta un fenómeno muy común entre los adolescentes y tiene fuertes repercusiones sobre su estado de ánimo, su rendimiento escolar y, evidentemente, sobre la cantidad y calidad de su sueño. Por favor, no te lo tomes a la ligera.
El orden ayuda, no sólo en los hábitos, sino también en el entorno: Reorganizar la habitación y el escritorio, retirando objetos que no vayamos a utilizar y haciendo sitio para el nuevo material, nos ayuda a tomar conciencia de la realidad de la nueva etapa y nos permite despejar tanto el exterior como nuestra mente.
Podemos elaborar un horario semanal, convirtiéndolo en una tarea estimulante que nos permita tanto ver y anticipar cuál será la estructura de nuestro día a día como apreciar los momentos de tiempo libre y planificar a qué podemos dedicarlo: jugar, descansar, practicar algún deporte, pasar tiempo con los amigos o la familia, ver pelis, aprender a hacer ganchillo… ¡Lo que tú quieras!
Porque la vuelta a la rutina no es una condena, sino una nueva oportunidad para gestionar tu tiempo y descubrir que, también durante el curso, puedes tener tiempo para todo.
Y, si necesitas ayuda, no olvides que puedes contactar con nosotros.
¡Feliz vuelta al cole!
[…] del nuevo curso y las vacaciones formen ya parte de nuestros recuerdos. Como mencionábamos en el post anterior, es tiempo de retomar horarios, obligaciones y responsabilidades. Y a algunas personas, eso les […]
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[…] que todo esto te motive a revisar tus hábitos de sueño. ¿Nos vamos a dormir pronto […]
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